Nueva reforma tributaria, análisis preliminar.
Luis Ariel Rojas R.
9/5/20243 min read
En medio del paro nacional de camioneros y solo unos días después de conocerse que el desempleo en país viene creciendo, se empiezan a saber detalles de la nueva reforma tributaria que presentará el gobierno ante el congreso, la segunda desde que Gustavo Petro está en la casa de Nariño, reforma que por estos días tiene a miles de colombianos haciendo cuentas para saber cómo van a pagar su impuesto de renta, toda vez que dicha reforma aumentó considerablemente la base gravable de las personas naturales.
Apenas se empiezan a conocer detalles y ya hay bastante para analizar, tanto que creo que necesitaré más de un post para tratar de comprender hacia donde nos podría conducir esta reforma y los efectos que puede ocasionar, así que en esta primera entrega solo abordaré dos temas que a mi parecer son los que mayor efecto tendrán.
La primera de las propuestas que se ha conocido tiene que ver con una reducción gradual de la tarifa del impuesto de renta para las empresas del 35% al 30%, cabe recordar que ya en la Ley 1943 de 2018 se había propuesto esta reducción, y alcanzó a estar en el 31% en el año 2021, sin embargo, en la reforma tributaria de ese mismo año, a través de la Ley 2155, y en un marco de emergencia económica ocasionada por la pandemia del COVID-19, se volvió a aumentar al 35%.
Esta medida busca que los empresarios tengan mayor capacidad de inversión y así dinamizar la economía e impulsar el crecimiento del empleo, no obstante, considero que debería ser más agresiva su implementación, por ejemplo, que el ajuste fuera de tres (3) puntos para 2025 y los dos (2) restantes para 2026, ya que a cuentagotas como se propone, podría estar llegando demasiado tarde para una economía que se encuentra de capa caída, sostenida casi exclusivamente por el gasto público.
Siguiendo con las personas jurídicas, se propone aumentar la tasa mínima de tributación del 15% al 20%, y se aumentaría también, tal como se hizo en la pasada reforma, la tarifa general del impuesto a las ganancias ocasionales en otros 5 puntos porcentuales, quedando así en el 20%.
Lo siguiente que propone esta reforma, y que a mi parecer sería una completa equivocación, es el desmonte del régimen SIMPLE de tributación, el cual sería reemplazado por tarifas diferenciales y progresivas en el impuesto sobre la renta. Y considero que es un desacierto, toda vez que a través del SIMPLE se ha logrado llevar a la formalidad a cerca de 120 mil empresas que a cierre de 2023 pertenecían a dicho régimen, las cuales hoy día se encuentran facturando electrónicamente, realizando aportes a seguridad social y aportando de acuerdo a las tarifas establecidas.
La eliminación del SIMPLE conllevaría a que muchos pequeños emprendedores busquen el camino de la informalidad, recurriendo a estratagemas para reducir la renta líquida en el impuesto sobre la renta, lo cual afectaría no solo el recaudo de este impuesto, así como del IVA y del impuesto al consumo, sino también a las contribuciones a seguridad social y parafiscales, además sería un golpe al avance que ha habido en cuestión de bancarización y porque no decirlo, sería una traición a los contribuyentes que se han formalizado, en especial después de tantos intentos fallidos, como los nada bien recordados IMAN e IMAS o el fracasado CREE de 2012.
En este sentido, sería más sensato que se hicieran ajustes a las tarifas que existen actualmente en este régimen, que cómo ya se señaló, ha sido exitoso en su función formalizadora de los comerciantes y pequeños empresarios, y no perder así el terreno ganado, pero todo indica que este gobierno prefiere destruir cualquier cosa que no sea de su autoría e improvisar medidas nuevas sin importar las consecuencias.